viernes, 8 de febrero de 2013

PARTICIPACION DE LOS PADRES EN LA ESCUELA



La escuela en la medida que quiera seguir siendo útil, como institución educativa y formadora, debe plantearse entre otras cosas como incorporar los nuevos conocimientos que demandan los cambios sociales a los procesos educativos. Cambios que requieren un cambio profundo, el convertir la escuela en una comunidad de aprendizaje capaz de asumir y suministrar la lluvia de información existente para enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.

            Los padres y madres no han sido formados en y para la participación lo que deriva en una concepción demasiado individual de su papel participativos en la unidad educativa, lo que les lleva a circunscribir su relación con la escuela, en el mejor de los casos a la problemática de sus hijos.

            Existe una falta de conciencia de lo que significa ser y pertenecer a la comunidad educativa, por parte de los padres en la actualidad. Es este un trabajo que hay que plantear en el ámbito de la comunidad educativa. Ni los docentes por una parte, ni los padres y madres por otro podrían llevar a término esta labor. Para ello, es necesario caminar hacia la creación de contextos escolares democráticos, donde la participación colaborativa de todas las personas que intervienen en el proceso educativo confluya en la misma dirección y con los mismos objetivos.

            Desde esa perspectiva, es la escuela como comunidad educativa, la que tiene que arbitrar las medidas necesarias para que se puedan implementar los cambios pertinentes que la educación actual necesita para responder, tanto a los cambios sociales, como a los cambios que las necesidades de los alumnos necesita.

            El Plan de Derecho Educativo para la Convivencia Escolar  (P.D.E.C.E.)  es un proyecto educativo,  en cuya elaboración intervine toda la comunidad educativa, recoge los valores y principios normativos, que responden al tipo de educación que cada comunidad educativa requiere.

            Es necesario establecer los mecanismos para que los padres y madres en general conozcan primero que es, para qué sirve y qué sentido tiene ese proyecto en la comunidad educativa. Y después, propiciar los medios para que toda la comunidad escolar pueda participar realmente en un proceso democrático de elaboración reelaboración sistemática de las normas de convivencia de la escuela.

            Hay que superar algunas reticencias que las familias encuentran a la hora de participar en su elaboración. Además de lograr que los padres y madres se impliquen en una participación más real y efectiva del funcionamiento de su escuela. Alcanzar estos retos, difíciles, pero no utópicos, será sin lugar a dudas el resultado de un trabajo conjunto de docentes y familias.

            El proceso educativo resultante de dicha participación democrática debe ser, en cada momento, el referente para articular y vertebrar todas las actuaciones que se realicen en la escuela.

            Hay que trabajar en todas las direcciones posibles para lograr que la participación de las familias y de toda la comunidad educativa sea lo más directa y amplia posible.

            Se trata en definitiva de conseguir que familias y docentes, desde el contexto de una escuela democrática, puedan desarrollar conjuntamente una colaboración mutua para lograr la enseñanza necesaria en cada momento.
Derecho Educativo